William Luna
Del Cusco, el pequeño William Steve, nació un 14 de Diciembre de 1973, en el calor de la Familia Luna Moscoso, con 32 años ahora y muchos sueños por cumplir, William Luna, agradece a Dios y a su inseparable amigo Jesucristo, por permitirle cantarle a la vida, al amor, y al Perú.
Hijo de William Américo Luna Rosas y María Jesús Moscoso Ojeda, William nació y creció en la bella Ciudad del Cusco, bajo el atento cuidado de sus tiernas abuelitas Ascencia Ojeda Pezo y María Rozas Zamalloa, entre baladas y ritmos foráneos (La nueva ola, el Jazz, el Break Dance y hasta el Rock) producto de ese mestizaje cultural de nuestra nación y más marcado aún en el Cusco, centro turístico de nuestra patria, como nos explica; ritmos que nada hacían presagiar su ahora dedicada carrera musical desarrollada en al ámbito folclórico, cómo el mismo confiesa.
Ritmos ajenos pero encauzados también al que ahora lo han llevado a tener el respaldo de un público cautivado por ese toque especial que no sólo se aprecia en su voz, sino en los sentimientos que logra imprimir en cada una de sus canciones, al son de nuestras zampoñas, quenas, además de guitarras y charangos, estos últimos ejecutados también por él.
Es William Luna señores, la voz que enamora y acaricia el alma, a través de su música andina, matizada por su amor a la vida.
De jovencito, entre noches de bohemia, disfrutaba de las melodías de antaño y también se debatía entre el ritmo a veces nada melodioso de la vida. Apenas con cinco añitos , la separación de sus padres, lo enfrentó a muchas dudas y desconciertos, pero que tuvo que asumir valientemente, pues luego de unos años, otra vez la vida lo sorprendería con un golpe más fuerte, la muerte de su madre, ... silencio ... pero ... el dolor tenía que ser vencido, y la música fue su aliada para ello.
Las noches del Cusco siempre lo esperaban y sus tíos, en casa entre charlas y música compartían con el sus primeras notas y a veces sus encuentros con la vida nocturna de un Cusco añorado que también conoció de su voz y de sus letras.
Adolescente un poco tímido nos dijo: “...aprendí a pelear sin querer, tenía que defenderme...”, aunque pasó mucho tiempo para saborear el triunfo, la victoria entre los puños encontrados de sus “compañeros” en el Colegio Nacional de Ciencias, donde cursó la secundaria lo llevaron a prepararse para enfrentarse al Mundo. Muchas de esas grescas sin motivo aparente, innecesarias y que se daban bajo la atenta mirada de las Educandas, colegio femenino, cercano al suyo lo motivaban a no rendirse a veces. Y salir airoso luego lo llevó a gustar por un momento de esas riñas juveniles, donde se sentía importante, a su decir, hoy sólo representan para él, chiquilladas, el Valor ahora lo demuestra enfrentando las adversidades con prudencia y respeto.
Admirador de la belleza, de la naturaleza, de la vida, y de la mujer, inspiración de su cantar y también de sus cuadros...
William también canaliza su vena artística a través de trazos que en sus manos, entre pinceles y lienzos, dibujando, recreando más su imaginación...
El Amor ha sido bueno con él, ha aprendido mucho de los errores que cometió, pero que le sirvieron para vivir hoy con tranquilidad en la paz de su hogar. Nos habla de su hoy esposa, Valia ( natural de un bello pueblito, Lamay) en el Valle Sagrado de los Incas y con quien se casó en Maras – Cusco , ... fue 16 de Agosto...” remontándose a ese día por un momento, - su expresión, nos lo confirma - ,
sus palabras expresan tanto amor, que no podemos dejar de emocionarnos, el rostro de su amada está en su corazón, en su mente, y también en una fotografía donde luce muy bella, y que lo acompaña en su billetera, al lado de su amado hijo Valentín. ambos han sido inspiración de dos de sus más bellos temas, “De la Nada” y “Mi Valentín”, respectivamente. ...De la nada saliste tú ....parte de mi alma. Eterno romántico. “...Es que ambos llegaron como ese precioso regalo que Dios me dio para conservar presente siempre en cada paso que doy...”. La vida me ha dado tanto para sonreír, ...”y soy feliz...”, nos dice.
Pero hay mucho por hacer todavía. Su amor también es compartido, por su wawa, como cariñosamente llama a Sebastián, su hijo mayor que radica en España al lado de su ex pareja, de quien guarda gratos recuerdos, con cariño.
...“En ese tiempo tenía sólo 19 años, había mucho por aprender, pensativo, prosigue: “...Siempre hay algo que aprender...”
Sus primeras letras aprendidas en el Colegio Religioso “San Franciso de Asis” lo llevaron en un momento a optar por ser Cura, nos dice. Más no fue así, aunque su profundo respeto y amor a Dios lo mantiene intacto, este amor, que fue también incentivado gracias a las enseñanza de Sacerdotes Salesianos de su ciudad, y por la que se confiesa católico, con gran convicción. “...en cada pueblo que voy, donde haya una pequeña iglesia, tengo que ir a agradecer por todo lo que Dios me ha dado, la vida, mi familia, la música y ustedes...
“...Retrocediendo en el tiempo”, no nos imaginamos a un William Luna con los cabellos de punta y encuerado.
“...Entre los 11 y 14 años formamos con un grupo de compañeros el Grupo Flash, una imitación peculiar de aquel grupo llamado Menudo...”. Y es que el gusto por el Baile, los Aeróbicos y la Pintura supo desarrollarse también en él. Pero su padre, Ingeniero, muy respetado por la Cátedra que lleva en la UNSAAC lo instó a estudiar una carrera profesional que lo llevó a cursar estudios de Zootecnia en dicha universidad, la Universidad San Antonio Abad del Cusco, gratas experiencias, amigos, se sucedieron en ese tiempo, que no culminó porque le ganó su amor a la música llevándole a un segundo puesto en el exámen de ingreso (acontecimiento que celebró sólo por que nadie se enteró hasta mucho después de sucedido) en la Escuela Superior de Musica “Leandro Jesús Alviña Miranda” del Cusco, enseñanzas que le han permitido avizorar un futuro prometedor en la Música.
Recuerda a “Los Vagos”, Oswaldo Cruz ( ahora en Alemania), a Oscar Arabe que continúa en el Cusco ejerciendo la docencia, a Víctor Palomino o Paco, hoy en Japón cuando interpretaron su primera canción en el Primer Festival de la Cerveza cuando aun no se avizoraba en él la unión que hoy luce con la música andina y cuando apenas se iniciaba este Festival. Y sonríe... Apenas tenía una noción de la Existencia de Los Kjarkas y Los Gaitán Castro, y una canción que según nos dice se llamaba “Walaycho”, pero aún su voz no acariciaba a los Andes, todavía no. Hasta que con Omar Ponce Valdivia un día en Chile, supo añorar a esa tierra que lo viera nacer y sentirse orgulloso del suelo por él que había visto transcurrir su vida. La añoró y la aprendió amar con tal intensidad para siempre. Y dijo por que no. El Huayno en su voz, con su romanticismo, afloró para quedarse.
“Alas” de Paúl Mc Cartey, hoy Alas que logran volar cual Cóndor imponente en la inmensidad del Macchupicchu, alas que expande para llevar su música a la internacionalización. Nada lejano para un artista que ha demostrado ser uno de los mejores de su género.
Lleva menos de una década en Lima, dedicados íntegramente a la música andina con ese matiz propio, y hoy puede disfrutar del calor de su propio hogar. Un auto que lo lleva a donde quiere, “... es de segunda – nos dice humilde - pero me ayuda a movilizarme para cumplir con las gestiones que realizo” todo logrado con mucho esfuerzo, dedicación gracias al apoyo de Valia y Valentín, del respaldo , de sus seguidores y de ustedes, remarca” .
“Continua Lucha” es la frase que mejor lo define. Sigue su deseo de clasificar en el Próximo Festival de Viña del Mar...”de Ganar el Grammy con su música andina. No se amilana en seguir componiendo y entregándose en cuerpo y alma en cada presentación, en cada escenario para los seguidores de su música , de los cuales espera siempre su apoyo, mientras nos reafirma su compromiso por dar lo mejor de sí. Cantautor original, sabemos que logrará sus objetivos.
...Su guitarra, su amiga. “Vienes y te vas”, “Linda mi cholita”, “Ninachay” , “Me voy” ... sonríen entre sus cuerdas. la Voz Milenaria de los Andes, como una vez fue llamado, espera ser milenario, en realidad, pero en el corazón de su gente, de su patria...
No lo dudamos, pues no sólo sus palabras se sienten firmes y concretas sino también sus metas. Y con el apoyo del público, la expectativa que genera es grandiosa en cada escenario donde es anunciado...
William Luna, Nuestro William, es Hincha del Cienciano del Cusco y hasta zapatillas rojas tiene, siempre sencillo y amable nos brindó mucho más que su tiempo. Nos brindó su amistad, su arte, su ejemplo en esas ganas de seguir triunfando y haciendo las cosas cada vez mejor.
¡ Gracias William Luna!, del Perú del Mundo.
Que Jesucristo te siga bendiciendo siempre... hasta pronto, muy pronto...